Follando una polla en el sofá, palpitando el culo y gimiendo hasta llegar a un orgasmo explosivo.
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Fue un placer como ningún otro mientras me recostaba sobre los suaves cojines de mi sofá. Mis caderas comenzaron a balancearse, cada embestida me empujaba más y más cerca del borde de la felicidad pura. Gemí con cada movimiento, la intensidad de mi placer crecía con cada segundo que pasaba. De repente, todo mi cuerpo se tensó y mi culo comenzó a latir. Había llegado a la cima del placer y estaba cubierto por una ola de placer que se apoderó de mi cuerpo. Me sentí completamente satisfecho y me quedé quieto mientras el placer desaparecía lentamente.
1 año atrás
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